
Amigos, la profesión de Abogado no es nada fácil, sobre todo en aquello que a etiqueta se refiere. No hablo del traje y la corbata, elemento éste último que afortunadamente dejó de ser de uso obligatorio hace años en la asistencia a las vistas judiciales, me refiero a la etiqueta emocional, a ese temple que necesitamos para que las emociones no nos nublen la sesera… y disparemos por nuestra boca una letanía tal de exabruptos que una choni poligonera termine pareciendo a nuestro lado una monjita de la caridad.
Cuando el pequeño Rompesuelas murió vilmente asesinado mi entendimiento estaba absolutamente nublado, y se me ocurrían bonitos métodos tradicionales de tortura que aplicar a sus asesinos: la rueda, la cigüeña, la tortuga, la doncella de hierro… Porque no hay mejor cosa que dar a cada uno lo que quiere, ¡y no hubo nada más tradicional y español que el Tribunal de la Santa Inquisición! Así que “el que a tradición mata, que a tradición muera” como aplicación analógica del “ojo por ojo, diente por diente” Código de Hammurabi creado en el 1728 a. de C. a ver si estos descerebrados encuentran algo más tradicional….
No es tradición lo que estos bárbaros celebran, sino TRAICIÓN. Traición al respeto a la vida que cualquier ser sensible tiene, traición a las propias normas que ellos mismo proclaman como sacro-santas, el toro recibió tres lanzadas que le ocasionaron la muerte, aunque ninguna de las tres cumplió el reglamento del festejo: los lanceros no habían respetado los turnos, lo alancean mientras el pobre Rompesuelas daba la vuelta a un pino, que más traición que atacar por la espalda; y tercero, en el último lance, el autor de la muerte del animal se aprovechó de la existencia en el polígono industrial de barreras artificiales para asestar la lanzada de muerte.
Tradición, torneo, honor, respeto al toro…. ¿Cuánta mierda más tenemos que seguir oyendo y leyendo? No es ya suficientemente bochornoso que se mate a un animal indefenso de forma bárbara y cruel, 54 lanceros contra un único animal… ¡cuanta valentía!, pues no es esto suficiente escarnio y bochorno, que encima hacen trampas para darle muerte. Sanguinarios y cobardes eso es lo que son, bestias analfabetas que no se leen normativa alguna porque su único interés es dar muerte a un pobre animal indefenso para su diversión.
El 15 de septiembre de 2015 murió asesinado en Tordesillas el pequeño Rompesuelas, víctima de la cobardía y de la traición. Traicionado por la Junta de Castilla y León, que permite que se incumpla su propia normativa Decreto 14/1999 de 8 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de la Comunidad de Castilla y León. Traicionado por Jueces y Fiscales que no actúan de oficio impidiendo esta sinrazón, cuando claramente estamos ante un delito contemplado dentro del artículo 337 del Código Penal. Traicionado por el propio Patronato del Toro de la Vega, ¿Si los lanceros no respetaron los turnos por qué no se suspendió de inmediato el torneo? ¿Si el primer alanceo ya era prohibido por qué no se interrumpió? ¿Por qué tuvo que morir? Traicionado por los políticos que ante un puñado de votos no tienen ni ciencia ni conciencia. Traicionado por quien lo crió que lo vendió por 6.000 miserables euros para darle este fin.
España de tradiciones, España de valientes !!!