En “Sentido Común Abogados & Mediadores” sabemos muy bien el sufrimiento que acarrea una decisión de divorcio, el desgaste emocional y afectivo que provoca. Sabemos que la mayoría de las personas que se divorcian necesitan desahogarse, ser escuchadas sin ser juzgadas, necesitan ver un rayo de sol entre tanta oscuridad.
Descripción y condiciones
La experiencia nos ha demostrado que en muchos casos de divorcios, se adoptan decisiones con gran trascendencia para el futuro de los cónyuges y el de sus hijos, en momentos en que quizás no tenemos la claridad necesaria para decidir, arrepintiéndose después de haberlas tomado. Decisiones que pueden estar basadas en el rencor, la rabia, la frustración, el sentimiento de culpa, etc. Decisiones que además suelen venir contaminadas por opiniones de terceras personas, como familiares, amigos etc.
¿Y AHORA QUÉ?
No hay dos matrimonios iguales, tampoco hay dos divorcios iguales. Por este motivo en Sentido Común abogados no creemos en los divorcios “on-line”, no estamos hablando de realizar “nuestro pedido” y “subirlo al carrito de compra”, en un divorcio entran en juego factores emocionales muy fuertes, tanto de los propios cónyuges como de los hijos, así como los aspectos legales reguladores del divorcio y la división del patrimonio conyugal.
¿Cuál es la mejor solución? La experiencia nos dice que la mejor solución es el acuerdo al que las partes llegan libremente, y del que no se arrepentirán dentro de un año. Hay ocasiones en las que el cónyuge que decide poner fin al matrimonio se siente culpable, y por ese motivo “cede” en todas sus pretensiones frente a la otra parte. A priori se puede pensar que nos encontramos ante un buen resultado, puesto que existe un acuerdo. Pero la experiencia nos ha demostrado que no es así, y que una vez transcurrido un año e incluso antes, ese cónyuge que se sentía culpable quiere instar un cambio en el acuerdo. Con el paso del tiempo se da cuenta que el acuerdo no es bueno para él, que cedió únicamente porque se sentía culpable. Pero ya no hay vuelta atrás, puesto que únicamente se puede instar una modificación de medidas, cuando las circunstancias han cambiado y justifiquen la solicitud de las mismas. El “arrepentirnos de lo firmado” no es un cambio de las circunstancias.
¿Siempre se llega a un acuerdo? Evidentemente no, pero debe intentarse siempre. Lógicamente el que un tercero que no nos conoce de nada, llamado Juez, decida nuestras vidas en algo tan importante como los hijos y el patrimonio, debe ser siempre la última opción. Porque no sólo será un tercero desconocido el que decida cuando, como y donde debo relacionarme con mis hijos, sino que además con gran seguridad el resultado de la sentencia no satisfaga a ninguno de los cónyuges, y comenzará un futuro mediatizado judicialmente, al que le van a sobrevenir un número importante de juicios y disgustos.
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